Las personas centenarias tienen una característica común en su sangre, según reveló el estudio más grande de su tipo, publicado en la revista GeroScience.
Los investigadores hallaron que las personas que llegan a los 100 años tienen niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico a partir de los sesenta, de lo que se deduce que un simple análisis de sangre podría predecir las posibilidades de que una persona alcance la longevidad.
Así lo revelaron datos de 44.000 suecos que se sometieron a evaluaciones de salud entre los 64 y los 99 años. Una muestra de la llamada cohorte Amoris, fue seguida a través de los datos del registro sueco durante hasta 35 años. De estas personas, 1.224 -esto es, el 2,7%- vivieron hasta los 100 años. La gran mayoría (85%) de los centenarios eran mujeres.
“El número mundial de centenarios (individuos que sobreviven al menos hasta cumplir 100 años) se ha duplicado aproximadamente cada década desde 1950 y se proyecta que se quintuplicará entre 2022 y 2050 -analizaron los investigadores en la publicación de sus conclusiones-. La longevidad excepcional es el resultado de una compleja interacción de varios determinantes, que aún no se comprende bien e incluye tanto la predisposición genética como factores del estilo de vida”.
Para los autores del trabajo, “estudiar a los centenarios y explorar las diferencias entre ellos y sus pares de vida más corta brinda la oportunidad de mejorar nuestra comprensión de cómo se desarrollan los procesos de envejecimiento y se promueve una supervivencia excepcionalmente larga”.
Cuáles son los biomarcadores de la longevidad
Para el trabajo, los investigadores incluyeron 12 biomarcadores sanguíneos relacionados con la inflamación, el metabolismo, la función hepática y renal, así como con la posible desnutrición y anemia. Todos estos se asociaron con el envejecimiento o la mortalidad en estudios previos.
El biomarcador relacionado con la inflamación fue el ácido úrico, un producto de desecho del cuerpo causado por la digestión de ciertos alimentos.
También analizaron marcadores relacionados con el estado y la función metabólicos, incluidos el colesterol total y la glucosa, y los relacionados con la función hepática, como la alanina aminotransferasa (Alat), la aspartato aminotransferasa (Asat), la albúmina, la gamma-glutamil transferasa (GGT), la fosfatasa alcalina. (Alp) y lactato deshidrogenasa (LD).
Además, examinaron la creatinina, que está relacionada con la función renal, y el hierro y la capacidad total de unión al hierro (TIBC), que está relacionada con la anemia. Finalmente, también investigaron biomarcadores asociados con la nutrición.
Al explorar qué biomarcadores estaban relacionados con la probabilidad de cumplir 100 años, los investigadores encontraron que todos menos dos (alat y albúmina) de los 12 estudiados mostraban una conexión con la probabilidad de llegar a esa edad. Y esto fue así incluso después de tener en cuenta variables como la edad, el sexo y la carga de enfermedad previa.
Las personas en los niveles más bajos de cinco grupos de colesterol total y hierro tenían menos posibilidades de alcanzar los 100 años en comparación con aquellos con niveles más altos. Mientras tanto, las personas con niveles más altos de glucosa, creatinina, ácido úrico y marcadores de la función hepática también disminuyeron las posibilidades de convertirse en centenarios.
Si bien las diferencias encontradas en el estudio entre grupos fueron pequeñas en algunos casos, los investigadores dijeron que los hallazgos aún sugieren un “vínculo potencial” entre el metabolismo, la nutrición y la longevidad.
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El cargo Vivir más de 100 años ¿En dónde está el secreto? apareció primero en Reporte 32 MX, El medio digital de México.