Torre Insignia: el icónico rascacielos de Tlatelolco que marcó la arquitectura mexicana

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Redacción

El paisaje urbano de la Ciudad de México cuenta con diversos edificios que se han convertido en emblemas y referentes para los capitalinos. Tal es el caso de la Torre Insignia, conocida anteriormente como Torre Banobras, ubicada en la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco en la alcaldía Cuauhtémoc. Este rascacielos destaca por su arquitectura única e historia.

La fascinante estructura fue diseñada por el arquitecto mexicano Mario Pani Darqui, tiene 127 metros de alto, y la conforman un total de 25 pisos, cuando su construcción finalizó se convirtió en el segundo edificio más alto de la Ciudad de México, de su demarcación y uno de los 5 con más altura en los años 60 y 70.

Inicialmente fue concebido para ser la sede del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras). Hoy en día continúa en funcionamiento sin embargo alberga las oficinas de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, y se mantiene como el edificio más alto de la zona de Tlatelolco y el tercero en la Avenida Insurgentes.

La Torre Insignia inició su construcción en 1957 y terminó en 1962, está hecho de concreto, aluminio y acero; tiene forma de un prisma triangular, característica que la convirtió en un icono de la CDMX.

Su estructura y legado permanece después de más de 60 años en pie, entre las curiosidades poco conocidas de la Torre Insignia, se encuentra un carrillón u órgano de aire en su punto más alto, el cual fue un obsequio del gobierno de Bélgica a la Ciudad de México.

Es uno de los rascacielos más seguros a nivel mundial, ya que ha soportado 8 terremotos (1985, 1995, 1999, 2003, 2007, 2009, 2012 y 2017).

Asimismo, tiene 47 campanas de distintos tamaños y la de mayor tamaño fue una donación por 150 años de la Independencia de México, igualmente por el gobierno de Bélgica.

En la actualdiad, la Torre Insignia es un testimonio de la modernización y el desarrollo urbano de México durante la segunda mitad del siglo XX. Además, sigue siendo un punto de interés para quienes visitan la Ciudad de México, no solo por su historia, sino también por su valor arquitectónico.